domingo, 21 de abril de 2013

Actividad E -Ensayo: Hacia un pensamiento sistémico

La ingeniería industrial es una disciplina multifacética. Por muchos es descrita de manera despectiva  como un mar de posibilidades con un centímetro de profundidad, sin embargo para muchos otros esto no es un problema. La idea de conocer un poco de todo, poder desenvolverse y adaptarse de manera fácil y rápida es para muchos otros una ventaja. Este ensayo es un reflejo de una opinión personal acerca de la ingeniería industrial, una visión que a lo largo de los años y por medio de la adquisición de conocimiento y experiencia se ha ido transformando y madurando. Por el carácter intrínseco de las opiniones no se propone a este texto como un postulado final, sino más bien como un hito que rescate lo que era hoy mi idea acerca de esta carrera y por esto es un documento cuya fecha de vencimiento comienza a expirar desde el punto y hora en que está siendo escrito.

Comencé mis estudios universitarios con la carrera de Diseño Industrial, en tercer semestre empecé paralelamente a estudiar Ingeniería Industrial. Lo hice porque esta carrera me permitiría aprovechar mis habilidades en matemáticas y me daría mucho más opciones laborales que el diseño. En este punto, la ingeniería no significaba para mí más que un plan B, como un complemento excelente a mi educación. A medida que fueron pasando los semestres y  veía más materias de ingeniería mi idea crecía, ya la ingeniería no era simplemente un complemento, sino más bien un universo que me atraía. La idea de poder ahorrar tiempo, generar eficiencia y eficacia para dar a los clientes respuestas óptimas era algo que me cautivaba aún más y que me permitió confirmar mi elección.

Con el paso del tiempo fui entendiendo más acerca de las labores de un ingeniero industrial, de las mil y un maneras en que pueden generar impacto en una empresa o en cualquier entorno en el que se desenvuelvan. Entendí que podemos llegar a administrar una empresa puesto que tenemos conocimientos de  gestión y contabilidad, podemos optimizar procesos ya que los analizamos, conocemos e identificamos oportunidades, podemos coordinar transportes, proveedores y despachos, podemos desempeñarnos como vendedores porque sabemos identificar ventajas competitivas, pero normalmente lo que no podemos contar o medir no lo podemos comprender. Este era tal vez una de las debilidades que veía en la ingeniería industrial, era una ciencia universal cuyo límite era lo cuantitativo, lo medible, lo numérico.

Durante este semestre la forma en la que comprendía mi carrera ha cambiado muchísimo. Al iniciar pensaba que era una diseñadora con conocimientos en ingeniería, pero diferentes situaciones me ayudaron a comprender que mi título y mi visión serían el de una Diseñadora-Ingeniera Industrial. Esto fue muy importante puesto que como ingeniera he llegado a comprender como abordar un problema desde la perspectiva cuantitativa, a establecer objetivos medibles e indicadores  que  me indiquen un rendimiento, mientras que por  el lado el diseño he hecho todo lo contrario. Por este lado he llegado a identificar  necesidades y problemas desde el punto de vista del usuario, de las personas, los objetivos  son más cualitativos y medidos en la forma en que generen soluciones a un sujeto o a un entorno.

Hubo dos situaciones importantes que generaron este cambio. Una de ellas fue la posibilidad de trabajar en una monitoria del departamento de diseño en un proyecto acerca de la innovación, y la segunda fue la clase de pensamiento sistémico. Estos dos entornos me permitieron realizar conexiones y darme cuenta que yo no era lo uno o lo otro, sino que ambas áreas del conocimiento habían hecho sinergia y me permitían tener una visión más global de las cosas. Me di cuenta que con ambas carreras puedo afrontar problemas desde ambas perspectivas de manera holística, que puedo identificar problemas más complejos y generar soluciones innovadoras. El pensamiento sistémico me ayudo a ir más allá de los límites de cada profesión, me dio la oportunidad de identificar puntos comunes y de  establecer conexiones llegando así a comprender la importancia de  la extrapolación del conocimiento.

Aclarar esta situación ha enriquecido mi forma de pensar de una manera inimaginable. La forma en la que afronto las cosas situaciones es desde ahora distinta. El pensamiento sistémico me da la oportunidad de integrar todos los aspectos de un problema y partir desde ahí al análisis y generación de soluciones innovadoras. Creo que hoy en día esto es lo que necesita el entorno laboral, personas que tengan conocimientos globales de la empresa, del mercado y de cómo utilizar sus ideas de manera creativa para propiciar situaciones que generen cadenas de valor agregado. De esta manera como profesional seré capaz de  generar  nichos de innovación y continuamente me veré envuelta en condiciones favorables para el crecimiento y la expansión.

El pensar sistémicamente me permitirá ser un profesional que no se detenga ante los aparentes límites de una situación, me dará herramientas para conectar, buscar causas y consecuencias que vayan más allá de lo común. Esto a su vez me permitirá construir soluciones y procurar situaciones en las que las respuestas presenten sucesos que se salgan de lo ordinario. En un entorno tan competitivo como el que se está desarrollando en la actualidad y cada vez de manera más rápida, en la que las empresas colombianas compiten sin problema con otras que se encuentren al otro lado del mundo, estas cualidades de flexibilidad, de análisis de problemas y de visualización de situaciones  me permitirán generar una diferenciación sobresaliente para proponer productos competitivos.   


El jugar Rise of Nations ha sido una experiencia que ha enriquecido el aprendizaje acerca de pensamiento sistémico. Me ha servido para ver como en un sistema complejo interactúan factores  como la comunidad con sus características intrínsecas, la tecnología, las oportunidades de territorio que se le presentan a uno en cada escenario y obviamente la lucha por recursos y supervivencia en la que uno se encamina con su contrincante. Es también una oportunidad de ver como el mundo a lo largo de la historia se ha desarrollado como un sistema; el hecho de avanzar de edades y de ver como ciertos desarrollos tecnológicos permiten ese avance y la expansión es crucial. En la primera fase de reconocimiento del juego creo que estos son los aspectos más relevantes: el entendimiento del mundo y del avance de la civilización como un proceso sistémico.

Una segunda fase, ya más práctica fue iniciando a medida  que conocía más el videojuego y las herramientas sistémicas. Pude comenzar a aplicar las estrategias aprendidas en clase, la forma de establecer conexiones y jerarquías al juego, y fue entonces cuando cada partida se convirtió en un ejemplo claro de los beneficios obtenidos al aplicar el pensamiento sistémico. Esta experiencia amplió mi capacidad de análisis, de identificar los elementos teóricos en un juego, en una historia y en un entorno aparentemente tan diferente al académico. Lo más importante de esta segunda fase fue exactamente esa capacidad de extrapolar el conocimiento, el juego nos forzó a salir de la zona de confort, donde lo académico se refiere a lecturas y tableros y nos impulsó a llevar ese conocimiento más allá. 

El pensamiento sistémico finalmente es una herramienta, que sirve no solo para un análisis o uso profesional, sino para afrontar cualquier situación compleja. Lo importante es saber reconocer las ventajas que este presenta y sus componentes. El pensamiento sistémico debe primero identificar un sistema con sus partes, límites y conexiones, debe identificar un aspecto a optimizar y una cobertura, ya sea global o puntual dentro del sistema. Teniendo esto claro se procede a analizar, comprender e instaurar un cambio que pueda ser monitoreado y nuevamente optimizado debido a la característica dinámica de un sistema. De esta forma cualquier situación con estos pocos parámetros puede ser analizada desde el pensamiento sistémico.

Como conclusión general de todo el proceso puedo decir que el conocer herramientas como estas no solo enriquecen mi manera de analizar problemas, sino en general la forma de ver el mundo y afrontar todo tipo de situaciones. Al realizar este tipo de actividades, el cerebro hace una combinación entre el pensamiento convergente y el pensamiento divergente, ordenamos y desordenamos ideas, conectamos con líneas rectas y cuadriculadas y con líneas curvas y orgánicas, logrando finalmente un pensamiento holístico. Estas herramientas nos dan la opción de crear, de proponer y de innovar con soluciones y simples acciones que generen un impacto en cualquier aspecto en el que nos desempeñemos.